
El cuerpo es nuestra casa, nuestro templo, donde mora nuestro ser, y somatiza tensiones del campo mental, al igual que una esponja absorbe el agua.
Sobre el masaje en general
El masaje es una de las artes curativas más antiguas, eficaces, nutritivas y sutiles que existen. Desbloquea física y psicológicamente el cuerpo, siendo muy amplia la lista de beneficios.
Es la forma más directa de tomar conciencia corporal, siendo la observación de nuestro propio cuerpo el primer paso; es una oportunidad de mantenernos en contacto con nuestro yo. Nos permite experimentar corporalmente la fluidez y la quietud.
El masaje sólo puede ocurrir en el presente “aquí y ahora” y si le sumamos la consciencia al tacto entonces surge la meditación entre el que da y el que recibe, una vigilancia interna, un observar sin juzgar.
Como otras muchas artes, el masaje es algo que se puede empezar a aprender, pero que nunca se acaba. Sigues y sigues y la experiencia se hace continuamente más profunda, alta y elevada.

Mientras se satisface la necesidad de tocar y ser tocado crecemos y nos mantenemos sanos.
Masaje Arun “Tacto Consciente”
El masaje Arun “Tacto Consciente” fue creado en 1994 por Anubuddha y Anasha inspirados por el místico “OSHO”.
La palabra Arun proviene del sánscrito y significa luz del amanecer; en castellano es la unión de las palabras ARmonía UNiversal.
Es el arte de compartir consciencia a través del tacto, momento a momento, sin juicios ni expectativas. No se busca cambiar el cuerpo, no es invasivo, sino que ofrece un espacio a la transformación. Sintonizar con el cuerpo, aprender a escucharlo sin juicios, sin expectativas. Desde un espacio meditativo que es donde sucede la sanación y la apertura, con mucho amor y respeto.
El masaje Arun trabaja sobre la persona como una unidad orgánica formada por cuerpo, mente y espíritu, y su único objetivo es ayudar a propagar la luz interior y la sensibilidad que posee todo cuerpo. Hay que crear una coordinación armoniosa entre cuerpo, mente y corazón. Se trata de un equilibrio muy sutil; el desequilibrio de uno de ellos afecta a los demás.
La sensación del tacto nace desde el silencio del corazón, siendo la meditación la sutil fragancia que lo envuelve. De esta forma el cuerpo se nutre, se calma el dolor y se enriquece el alma.
Con el masaje Arun se siente la pulsación craneosacral, la respiración y el pulso del corazón, que son como puertas que permiten conectar con el presente.
